Entre la luz diurna y la luz nocturna existe un rayo de oscuridad en el que a pesar de su tumultuosidad encontrare mi estrella.
Estoy en el rocodromo del polideportivo Pio Baroja delante del ordenador, escuchando el último disco de Antony & The Johnsons. Tras de mi esta Rikar, que como si tratara de emular a un mosquito tempranero, pulula entre presas y cuerdas, murmurando “cosas” agobiantes. A pesar de sus picaduras, emite un “ñiñeo”, que si no lo sintiera rondando, no podría escribir algo con coherencia.
En estas últimas semanas se ha repetido bastante esta situación, me refiero a tener ojos solamente para el rocodromo, pero hoy es el día en el que quiero sacudirme de encima presas, tornillos, boulders y vías. Hoy es un buen momento para sentarme a escribir, pues el día anterior me recargué de emociones creativas gracias a la “vitamina D” recibida desde el sol particular y peculiar con el que se mostró Antony en el concierto que dio en el Kursaal. Dos horas y media de ... seguir leyendo »