En zonas del Pirineo catalán y aragonés se llama grallera a las cavidades donde se refugian las grallas, grajos.
Esta en concreto, ubicada en el Montsec d'Ares, tiene una gran sala a la cual se accede por dos entradas diferentes con verticales de 50 y 80 m. Después, una amplia galería acaba en un sifón terminal.
El carbonato cálcico, al cristalizar, da lugar a multitud de formaciones diferentes, y sorprendentes en algunos casos. Generalmente blancas o marronosas, en alguna ocasión también de colores rojizos o azulados en función de otros componentes con los cuales se pueda mezclar.
Según el sistema de cristalización da lugar a la calcita -hexagonal- o aragonito -ortorrómbico-. El aragonito, generalmente blanco, suele formar 'flores', como las apreciadas en el post sobre En Gorner. Con el tiempo, tiempo geológico, miles de años, o con temperaturas elevadas, el aragonito se reorganiza en calcita.
La calcita puede adoptar formas diversas, tal como se puede apreciar en las siguientes fotos. Formas, que, por que las hayamos visto, nunca dejan de sorprender.
En esta ocasión las fotografías no se han realizado con un juego de flashes y luces, sino aprovechando las posibilidades del macro de la cámara.
En alguna de ellas, la presencia de una araña nos sirve de escala y referencia.
La cavidad empieza con una vertical de casi 100 m, de los cuales 60 son totalmente aéreos. Quizás uno de los más bonitos de Garraf, repleto de formaciones. Fué explorado también en los inicios de la espeleología con los medios de la época, escaleras de madera y cuerdas de cáñamo, ancladas en una compleja estructura exterior. Nada que ver con la sencillez y seguridad de las técnicas actuales.