Hace algo así como 28 años, a principios del 84, antes incluso de haber podido completar el primer recorrido integral del sistema de la Cueva de Alba, remontando la vía después de haber realizado la escalada de la Sala Roja y haber llegado a la Sala del Eco, la segunda más grande de la cavidad, el GERS llegó a un caudaloso río subterráneo. No podía ser otro que el mismo río que venía del ibón, al cual aún no habíamos conseguido llegar desde el bujerín porque debajo del pozo de 30 un pequeño lago nos cortaba el paso, lago que desapareció cuando conseguimos sacar el tapón del desagüe. Bueno, es un decir, en realidad era una acumulación de mondmilch la que impedía que el agua se fuera por el meandro.
En invierno no podíamos acceder al bujerín, tapado por la nieve, por lo dedicábamos nuestras energías a la boca inferior. En ese momento, albergábamos la posibilidad de bajar por el río y aparecer en la Sala Leonor. Por la topografía sabíamos que podría ser posible. Nos dirigimos por lo ... seguir leyendo »
El Avenc de les Alzines se abría en una dolina bastante maja, con hierba y con la presencia de diversos ejemplares del árbol que le daba nombre, las encinas. Un pequeño espacio así, en medio del pedregal árido recubierto de arbustos con hojas duras y afiladas de los macizos calcáreos, siempre resulta algo más acogedor.
En bastantes ocasiones, las dolinas, pequeñas depresiones cerradas formadas por la disolución de la roca caliza sobre la que se asientan, resultan colmatadas por la arcilla originada por la descomposición de la misma caliza, formando un área más o menos plana. Esta arcilla es un terreno idóneo para el desarrollo de la cubierta vegetal, y también para el cultivo, ya que, además, al tener la dolina una cierta forma de embudo, recoge más humedad que las zonas colindantes.
Hace un tiempo, unas prospecciones arqueológicas abrieron en nuestra dolina un enorme agujero que comunicaba con la bóveda de un huso vertical paralelo al pozo de entrada al Avenc de les Alzines, ... seguir leyendo »