El verano y su efecto "demoledor " en mi mente, ya está aquí, buscamos los rincones, las sombras, los árboles, miramos al cielo cada mañana, sentimos como si fuera una bendición, los truenos y relámpagos de una tormenta estival.
Olemos la tierra mojada y bajamos al llano, el calor golpea nuestro rostro al salir del coche, la roca quema, el sudor baja caliente por la frente.
El paisaje en la llanura, aun verdea, aun sale agua de las fuentes, subimos a las montañas y muchos restos de nieve nos animan.
Los atardeceres se empeñan en regalarnos temperaturas agradables, luces monótonas y brisas.
Las manos se endurecen y los pies duelen, intentamos ascender por ese pequeño trozo de pared de presas inhumanas, los dedos brillan.
Bajada al pueblo, bebidas frías, risas en el café.
Mañanas de soledad, corriendo hacia la nada. Unos animales beben en la pequeña laguna que forma el torrente de montaña.
La gente pasea por los callejones de la pequeña gran ciudad pirenaica.
El silencio ... seguir leyendo »
Muchas veces en el mundo de la montaña, esquí o de la escalada, encerrados en nuestra pasión no nos damos cuenta que las montañas rodeadas de paredes o glaciares o bosques hay gente habitándolas que sin pertenecer al club de los traveseros, o escaladores o…. se siente identificadas con las mismas y las ven con "otros" ojos, aunque siempre guardando una curiosa similitud con las anteriores tribus.
Ana es una de esas personas , de origen mediterráneo, pero habitante de las montañas desde hace más de 25 años, las siente y observa, las vive y las disfruta y……. las pinta, pinta "sus montañas", las aves que en ellas se regodean y los personajes que en ellas le rodean.
No hace falta subir a su punto culminante, ni ascender por lo más vertical, no es necesario, deslizarse por las pendientes, ni macear con el hierro los hielos. Con unas simples raquetas, botas o esquís de fondo y sensibilidad, mucha sensibilidad, puedes vivir la montaña, acariciarla y asombrarte con sus cambios.
Cada día ... seguir leyendo »