Ya lo presentí en mi primer invierno en Pirineos: algo me pasaba con esta mole de blancos melancólicos y verdes relajantes.
5 meses bastaron para saberlo: volvería al valle.
Y volví, vaya si volví! y volví para quedarme!!!
Y lo que en un principio era solo un presentimiento, ahora es una certeza: éste es mi lugar en el mundo.
Y aquí me quedo.
Cuando las nieves empiezan a dar paso a las lluvias que nos traerán el tan ansiado verde, sólo puedo pensar en pasear por praderas llenas de mariposas, en escalar con vistas a Telera, pedalear buscando ibones, andar para subir ese pico o trepar esa canal, y simplemente sentarme a contemplar la nada y el todo.....un universo bajo mis pies y al acance de mi mano!!!
Estoy segura que mi vida está a punto de cambiar, vivir los Piris es un privilegio de pocos.