El camino discurre repleto de mujeres y hombres vestidos con sus mejores trajes: nómadas de las llanuras del Chantang, mujeres de Ladakh, Khambas del este de Tíbet con las trenzas rojas, familias de Amdo con sus gorros de piel. Mujeres de Dolpo cubiertas con los gorritos visera de metal fundido, gentes del Mustang y de Nepal, de Sikkim y de toda la India. Nunca se había visto tal despliegue abrumador de corales y enormes turquesas junto a piedras de ámbar de colores y tamaño como el sol.