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Son pocas Las Montaas y muchas las otras. Escasas las que todos sabemos, numerossimas las que ignoramos. Viven a la sombra de las soberanas, descansan al margen de la gloria y del aplauso del hombre. Son las otras montaas.
Estas montaas a la sombra de otras, ms grandes, ms conocidas, ms gloriosas, pueden, sin embargo, considerarse afortunadas, pues aunque sean las otras cimas las que atraigan ms miradas y ms anhelos de conquista, ellas permanecen en ese anonimato permanente que les hace estar lejos de los trasiegos multitudinarios y cerca del silencio de las alturas.
Son muchas, por no decir la mayora de las montaas del mundo, las que gozan de esta consideracin. Unos escasos metros de diferencia, los que pueden separar la cota 3000 de la 2000, o la mtica cota de los 8000 del resto, a veces son suficientes para despreciar una montaa Que importancia puede tener una parte nfima respecto del todo? La civilizacin pretende categorizar, medir, regular todo lo visible y, aunque sea de modo incongruente, las montaas no se quedan al margen de dichas normas. A veces, el rechazo a una cumbre es proporcional a los pocos metros que le faltan para alcanzar la cota deseada. De esta manera, una cumbre de 8035 metros como el Gasherbrum II es una de las ms solicitadas del universo ochomilistas, mientras que su hermana, la cumbre del Gasherbrum IV, con "apenas" 7925 metros sigue siendo una gran desconocida por la gran masa social, aunque anhelada por los ms grandes alpinistas.
Si nos acercamos a otras montaas ms cercanas, la historia se repite. En los Alpes, La Meije es considerado por muchos el tresmil ms bonito de los Alpes, pero una gran mayora se dirige a la cordillera alpina slo en busca de las montaas de cuatro mil metros, y la Meije sigue siendo una gran desconocida.
Pero no siempre es la falta de algunos metros los que puede ocultar una montaa. La fantstica y majestuosa Dent d Hrens, en Suiza, ha tenido la fortuna de crecer cerca del mtico Cervino, y de este modo el silencio y su belleza son su mejor reclamo. El Eiger no alcanza la cota cuatromil, pero su vertiginosa y trgica cara norte es motivo ms que suficiente para otorgarle una trgica notoriedad que le han convertido en el autntico "ogro" de los Alpes.
En los picos de Europa, el Pico del Grajal cercano al extraordinario Naranjo de Bulnes, apenas recibe miradas, tan slo algunas extraviadas. En los Pirineos, el Soum de Ramond, cercano al Monte Perdido, recibe igual consideracin. En Montserrat quien se acuerda de la agulla del Dit, estando el colosal Cavall Bernat a modo de atalaya sobre el Bages?
Podra seguir con muchos ejemplos, pero ahora quiero hablaros concretamente de una. De la montaa de la que he regresada hace unas semanas: el Naijin Kansang. Montaa del Tbet de 7206m. El nombre tibetano quiere decir "la hermosa sagrada montaa nevada". He regresado de su arista cimera deslumbrada por su belleza. Tener a vista de pjaro el gran lago turquesa, o una panormica distinta del Shisha Pangma te hace ser afortunada. Cuando asciendo a una montaa como esta es cuando me doy cuenta de la suerte que tengo de practicar este deporte. En ningn otro puedes obtener un premio parecido. Las luces del Tbet, la magia de su gente, el palpitar de las montaas, que parecen tan cercanas todo queda suspendido en el tiempo, todo queda atrapado en la belleza de un recuerdo. La suerte de ser una montaa que no llega a 8000 metros de altitud hace que pueda vivir con cierto anonimato. Y despus de haber estado en cinco ochomiles os aseguro que es de agradecer encontrar estas delicadas montaas (delicada por sus formas, no por la fuerza que transmite, que es mucha).
Hemos disfrutado ascendiendo al ritmo de la aclimatacin por la va ms segura de la montaa. Una lnea que pareca un brazo y nosotros las hormigas que suben para acariciarla. Montamos dos campos de altura (uno a 5800m y el otro a 6350m). Lo peor fue la llegada al campo base ya que est por encima de 5100 metros y se llega despus de una hermosa caminata de cinco horas. As que el cuerpo queda claramente afectado por la falta de aclimatacin. El tiempo, ni bueno ni malo, el justo para subir y el perfecto para descansar. Slo 10 das y ya desmontbamos el campo base para regresar. Nos fuimos con muchas cosas todava por hacer: otras montaas cercanas, otras vas ser en otra ocasin. Ahora conocemos estas perdidas montaas del Tbet, ahora tienen su merecido sitio en el mapa.