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Estoy sentado delante de la puerta de casa, es medioda y hace fro, la noche ha sido ajetreada, he tenido que levantarme a cerrar los contraventanas que golpeaban con fuerza debido al insistente viento del norte que soplaba ah fuera. Aqu y ahora las pocas hojas que le quedan a la hiedra se han vuelto rojas intensas, ocres y caen de una en una
Medio adormilado por el sol que pega de frente en la fachada, siento que se oscurece algo el ambiente y un escalofro me hace despertar, los primeros nubarrones negros asoman en la vecina sierra de Telera, y algn copo solitario comienza su parsimoniosa danza alrededor de mi. Es entonces cuando comienzo a comprender que el invierno ya est aqu, que lo que llevaba das antes anunciando, ahora es una realidad, pasa poco ms de media hora que tengo que volver a entrar en casa, enciendo el fuego y me abstraigo en el ordenador mirando algunas fotos del otoo recin pasado, fotos de escaladas, de caminos recorridos y de silencios prolongados.
Me asomo de nuevo a la ventana y los solitarios copos de nieve han ido reclutando muchos ms y el suelo de la plaza se est tornando blanco.
El pulso se acelera, los pensamientos se mezclan, bajo al trastero-bodega, miro las tablas, las botas, abro las mochilas de invierno, compruebo que todo est en orden y me entra de pronto la absurda impaciencia de lo que est por llegar, y pienso ya en los descensos, en los viajes a Chamonix en los vientos fros invernales, en las profundas nieves y en los giros encadenados, repaso mentalmente la lista de amigos, clientes, de personas cercanas a m y a la montaa invernal, envo correos "urgentes" para preparar salidas, para confirmar viajes y para animar a los escpticos de que el invierno va a ser prodigo en nieves de buena calidad.
Regreso de los "sueos" y tengo que empezar a pensar en las otras "cosas" cambiar las ruedas del coche por las de nieve, renovar la tarjeta de federado.. y esas historias terrenales que a veces pierdo de vista en mi radio de accin. Pero es que el invierno pirenaico no solo trae buclicos paisajes, nieves esquiables y luces imposibles, trae problemas adicionales, trabajos extras y situaciones "incomodas", pero todo eso vale y se lleva bien, si la nieve se deja domar al paso de nuestros esqus, si el hielo est en condiciones de acariciarlo con los piolets y si los vientos se portan bien cuando estemos encima de alguna solitaria cumbre.