Atencin

Hector Sanmiguel

     

, 13:32

Una vuelta ms!

Publicado por Hector Sanmiguel  |  2 comentarios




El mundo es un lugar tremendamente complejo. Cuando te crees arriba las circunstancias se alinean para tirarte rpidamente al suelo. Para escupirte, para desearte la muerte. Estoy slo en el deporte ms desagradecido del mundo. Duermo mucho por las maanas y escucho gritos con forma de msica. Proceso post-expedicin grasiento y dulce. Tras un fracaso as el nico porpsito es seguir vivo y probar cosas deliciosas. De correr o subir montaas ni hablar. Dos das ms de autocomplacencia y grasa para dejar paso a un reencuentro abismal con uno mismo y con el resto. El pelo se me enmaraa en el cuello de la camisa y los pantalones comienzan a quedarme prietos.

Andorra tiene mejor fama de lo que es en realidad. Kilmetros de tiendas y estancos seguidos de remontes y parkmetros. Montaas bonitas y valles superpoblados. Floto como un cadver sobre aguas cristalinas a 36. Nieve fra rodea nuestra carne suculenta baada en agua termal. Las barbas de los turistas germnicos se remojan suavemente como en cerveza rubia. Las ondulaciones de las seoras entradas en carnes hipnotizan a cualquier persona de mente voltil y poco acostumbrada a estos negocios. El olor a perfume caro y joyas me embriaga lo suficiente el paladar para no querer regresar a la realidad. Corremos por la nieve sin ninguna presin, sin tener que demostrar nada; unos pocos centmetros de nieve polvo nos proporcionan horas de diversin resbaladiza. Corremos sobre el fro cubiertos de plumas hasta el cuello, pero dormimos lentamente por encima de 25. Si esto no es el paraso, se le tiene que parecer mucho.


Prosigo con un periplo de autoayuda y canas en un invierno clido. Todava con la nieve sobre mis dedos sumergo los pies en la arena del cantbrico. Llueve sobre mi cara y las olas traen suciedad alrededor de donde piso. Recurro a lomas herbosas para pocas horas de diversin e hiperventilacin con un sonido rtmico de fondo. Los pintxos de Bilbao se cuentan entre los mejores del mundo. Su aceite llena tu cavidad bucal con una seriedad completa, creando una absoluta sensacin de saciedad. La gente se arregla delicadamente con banderas nacionalistas y colores del equipo mientras los zuritos adornan su graganta y su barbilla goteante. Estoy en el centro del meollo e intento evitar cualquier pregunta relacionada con la alineacin o con mi procedencia. Los insultos al colegiado y las llamas en las pantallas gigantes me hacer relajarme un poco. La energa del inicio se acaba con una derrota frustrate a la que parecen estar ya acostumbrados. Comer churros con kilos de azcar por encima a ms de 20 me sigue pareciendo extrao mientras camino hacia la estacin de autobs.


La humedad es una caracterstica de incmoda encrespacin permanente. Esta parte del pirineo me embriaga hasta un punto donde ya no se si regresar; aunque no sepa a dnde. La modernidad y las tradiciones se incrustan en cada redondez del paisaje, en cada puerta, en cada terreno, en los ojos de la gente, en sus palabras. Un puado de cimas siempre amables rodean esta pequea casa con mirada al bosque. Las ovejas lanudas juegan con nuestros pasos mientras las hojas caen despacio al fondo del sendero. Si alguien quiso inventar la zona ms amortiguada posible para correr, sin duda estuvo aqu. Una alfombra de varias decenas de centmetros se sustentan sobre el terreno distribuidas en capas perfectamente apiladas, con sus zonas viejas y podridas y las nuevas y coloreadas. Pisar sobre esto es casi pisar sobre gominolas. La vuelta siempre es amarga y muchas veces estpida. El nico autobs que debamos coger para salir de este valle de brujas y leyendas se esfum en el horario previsto, sin nosotros en l. Nunca hasta ese da y nunca despus he vuelto a ver un autobs tan estrictamente puntual. Sin duda la gente de aqu tiene razn y no nos parecemos tanto como para formar parte del mismo pas. Viajar te aporta muchas cosas aunque te deja ms pelado que un huevo cocido; de entre las artes paganas que dispongo, este ao se ha sumado una con poca vergenza y mucho de desesperacin, el dedo-para-salir-de-sitios-de-donde-no-puedes-salir-de-otra-forma-en-el-da. Desarrollado en Per, perfeccionado en Patagonia, puesto a prueba aqu, en Elizondo. Horas bajo el sol cmodamente instalados en una rotonda. Gracias a la bondad de una chica con serias dificultades para pronunciar mi idioma, pocas horas ms tarde estamos en Pamplona. Un msico amable y con vehculo me deposita suavemente bien entrada la noche en la
boca de mi valle aunque slo fuera por unas horas.


Su moo pseudo-moderno describe una parbola hacia su crneo debido al peso. Las patillas no estn del todo dibujadas, pero las gafas y la barba sin duda estn cuidadas como un beb o un dcimo de lotera. Se mueve de lado a lado, oscilante, diablico. El decimocuarto avin que tomo este ao casi no tiene tiempo para mantenerse en el aire un tiempo mnimamente digno. Seguramente que este tipo de vuelos sean el hazmerrer de los pilotos de vuelos transocenicos. El ascenso y el descenso se funden en una montaa de aire con forma suave. El verdor y el azul del agua de Menorca llenan nuestras retinas y golpean nuestro cerebro ensuciado por prejuicios. Si esperbamos un trozo de roca seca y terrosa, el bosque, los prados y las vacas suizas no nos dejan verlo...



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Sobre este Blog
Blog creado por Hector Sanmiguel el 15/06/2014

http://hectorsanmiguel.wordpress.com Correr por las montaas como poesa. Cuando una imagen ya no vale ms que mil palabras La estupidez de las cimas slo superada por la estupidez de los valles.


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