Acabo de llegar del Parque Nacional de Stabbursdalen. Estos 3 días caminando han sido vitaminas para empezar la temporada. En realidad llevo ya muchas “vitaminas” este año, pero siempre un poco de vida silvestre me hace bien y siempre es Gloria la que apechuga mis cargas y me deja huir a hacer el salvaje, que es en realidad lo que mejor se hacer.
Además me llevaba a Lonchas y esto era un aliciente que hacia del viaje toda una promesa que no me ha defraudado en absoluto. Stabbursdalen es un pequeño Parque Nacional de 98 km2. Posee el bosque de pinos más septentrional del planeta, una buena cantidad de abedules y un río salmonero que es la delicia de los pescadores. Esta pasión aun no la cultivo, pero creo que llegará.
El plan era sencillo: meter a la fiera en la furgo, conducir hasta el parque y empezar a caminar. El joven Lonchas no es animal de curvas, él es más de rectas y buen firme. Así que nuestro viaje fue un rato llantos, otro lamentos.
Con los pies dentro de una palangana de agua caliente me siento a escribir de nuevo en este blog que tengo un poco abandonado en las últimas semanas. La vuelta a la vida normal y a las comodidades siempre es fácil, con los tiempos que corren resulta increíble lo rápido que se puede pasar de una situación extrema a una placentera. En medio de la ventisca de un día hace unas dos semanas, llamábamos al servicio de rescate de Longyarbien. Llevábamos 17 jornadas en el hielo luchando cada día para ganar unos míseros kilómetros, todas nuestras raciones de comida nos resultaban insuficientes y al acostarme me dormía pensado en grandes comilonas y desayunos. Tenía algún dedo del color de un grillo y la paranoia constante de osos rondando por los alrededores de la tienda. Por estas y otras razones esperábamos la llegada del helicóptero en lo alto del plateau abrigados con toda nuestra ropa y dentro de la tienda a medio desmontar. En ese momento escuchamos un rotor en la lejanía y el cielo se abrió. Tres ... seguir leyendo» Envía tu comentario (1)
Gloria, mi mujer, está colaborando con unas pequeñas crónicas para el Heraldo de Aragon que se publican de manera esporádica. No porque Gloria se dedique al periodismo sino porque tienen interés en conocer vivencias de un pequeño grupo de Aragoneses que residen en el extranjero. El periódico les plantea el tema y Gloria ,como los demás,les manda una pequeña cronica, de extensión limitada, asi que son fáciles y cómodas de leer. Me ha parecido interesante colgarlo aqui porque asi podéis conocer un poco más del lugar donde vivo. Junto a estas pequeñas crónicas iré colgando fotos y videos de esta isla, a ver si os animáis a venir!
Cuidaros Jose
SANOS, DE MOMENTO. Noruega es como un pueblo grande. Para bien y para mal. La preocupación frente al virus es muy grande pero los noruegos se sienten protegidos por su gobierno, por el sistema. A dia de hoy,30 Abril cuando os envío estas líneas, no hay ningún caso de infectado ... seguir leyendo» Envía tu comentario (0)
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