La última foto de este verano abre este post.
Un corazón encontrado fortuitamente por Miguel. Un corazón dedicado a nosotros, al maravilloso tiempo que pasamos juntos y al extraño (por poco frecuente) tiempo que hemos pasado este verano separados.
Un corazón que cerró este largo y estupendo verano que, como siempre, me deja el cuerpo lleno de emociones y el cerebro lleno de fantásticas imágenes y recuerdos, que a modo de diapositivas maravillosas van pasando por mis ojos siempre que las saco del cajón.
Miguel siempre dice que le disgusta esa sensación de que el tiempo y las vivencias se le escapan de las manos. Que cuando más quiere ver, ese maravilloso viaje que ha estado tanto tiempo deseando y preparando, se ha pasado. Lo vive con tristeza.
Yo he aprendido, sin pretenderlo (igual es un don) a rescatar esas vivencias cuando quiero y traerlas al presente como si sucedieran en este momento. Soy capaz de sentir lo que sentí en aquel instante. Soy capaz de rememorar olores, sabores, ... seguir leyendo »