De montañas luminosas y foraus oscuros
Por fin he subido a la Tuca Blanca de Paderna (2847 m.) que para cualquier montañero que se precie es una cima menor. Toda una vida de pirineista de pro esquivándola desde los Baños de Benasque camino del Pico de Alba y desde el Hospital o la Renclusa en busca de las Maladetas Occidentales por el convencional atractivo de los tresmiles según el sistema métrico decimal.
Pero hoy he ido buscando algo más: la resonancia de un nombre, su singularidad geológica, una posición estratégica, la soledad.
Se llama tuca porque es la denominación que los montañeses del Valle de Benasque daban desde siempre a las prominencias montañosas que tenían para ellos algún interés, fuera para otear los sarrios que iban a cazar o para vigilar a los carabineros que querían esquivar. Antes de que llegaran los señoritos empeñados en subir más arriba sin un motivo práctico aparente.
Y la llamaron Blanca porque resultaba evidente ... seguir leyendo »