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Con nocturnidad, pero sin alevosa, os lo aseguro, conseguimos bajar por el desconocido barranco de Valdelalosa con el culo a rastras, y sin rompernos la crisma. A pesar de que las piedras rodaban a nuestro alrededor, llegamos abajo y, para salvar las zarzas hubimos de trepar la ptrea ladera donde casi nos quedamos sin Sole (rescatada de las profundas negruras y solcitamente restaadas sus heridas). Por una vez hubimos de cuidar de la que cuida.
La representacin teatral de Yuba, aunque sin aplausos, sali como estaba prevista, y los CHF maaneros reconfortaron nuestros estmagos y espritus. Espero que no guardis rencor a este Cronista por la encerrona barranquera.